A nivel mundial, más de uno de cada cinco adultos tiene la tensión arterial elevada según la Organización Mundial de la Salud. En el caso de España, en 2017, 19,8% de la población mayor de 15 años fue diagnosticada con hipertensión; las comunidades que se encontraron sobre la media eran Aragón, Asturias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Extremadura, Navarra, País Vasco, Ceuta y Galicia, siendo esta última comunidad la que tenía el porcentaje más alto (24,2%).
¿Qué es la hipertensión?
La tensión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias (vasos sanguíneos) al ser bombeada por el corazón; cuanta más alta es la tensión, más esfuerzo tiene que realizar el corazón para bombear. Al hablar de hipertensión se hace referencia al trastorno en el que los vasos sanguíneos tienen una tensión persistentemente alta, lo que puede dañarlos y conlleva a su vez mayor riesgo de daño al corazón y a los vasos sanguíneos de órganos como el cerebro y los riñones. Este “asesino silencioso” es la primera causa de enfermedades cardiovasculares y ACV del mundo. La mayoría de las personas con hipertensión son asintomáticas; aunque en ocasiones, se pueden presentar síntomas como dolor de cabeza, dificultad respiratoria, vértigo, dolor torácico, palpitaciones del corazón y hemorragias nasales.
Se pueden adoptar medidas para minimizar las probabilidades de padecer hipertensión y, por supuesto, las graves consecuencias que esta acarrea:
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- Una dieta saludable: baja ingesta de sal (dos gramos al día), comer cinco porciones de fruta y verduras al día, reducir la ingesta total de grasas, en especial las saturadas.
- Limitar la ingesta de alcohol.
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- Realizar actividad física de forma regular y mantener un peso adecuado.
- Abandonar el consumo de tabaco y la exposición a éste.
- Gestionar el estrés de forma saludable, mediante prácticas de meditación, ejercicio físico y las relaciones sociales positivas.
Un modo de vida saludable es ideal para combatir la hipertensión.