Para finalizar nuestra anterior publicación planteamos la siguiente cuestión… ¿Quieres saber cómo podemos mejorar la autonomía de las personas mayores?
Por lo que entendemos que si estáis aquí, es porque realmente os interesa saberlo, así que vamos allá!
Antes de iniciar, queremos recordar lo siguiente:
Según la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia, la autonomía es:
“la capacidad de controlar, afrontar y tomar, por propia iniciativa, decisiones personales acerca de cómo vivir de acuerdo con las normas y preferencias propias así como de desarrollar las actividades básicas de la vida diaria”.
Uno de los principales problemas en relación a la autonomía, es que en muchas ocasiones, hacemos más tareas por los usuarios de las que deberíamos, no fomentando en este caso la autonomía, y haciéndolos cada vez más dependientes.
Una de las claves para la promoción de la autonomía, es saber los niveles de apoyo que vamos a tener que prestar a los usuarios, para que puedan desarrollar las Actividades Básicas de la Vida Diaria (ABVD). Estos niveles de apoyo, son los siguientes:
- Supervisión: No implica contacto físico, sólo indicaciones.
- Física Parcial: Implica un contacto físico o apoyo ligero.
- Física Máxima: Implica mayor contacto y ayuda para la realización de la AVD.
- Asistencia Especial: Se usa en casos especiales de agresividad, obesidad mórbida,…
La utilización correcta de estos niveles de apoyo va a ser clave para la promoción de la autonomía, ya que si somos capaces de prestarle a cada usuario el nivel de apoyo que necesita, evitaremos hacerlos cada vez hacerlos más dependientes para las ABVD.
Queréis conocer que grados de dependencia pueden tener nuestros usuarios en función de estas ABVD?